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África

La Voz de las Mujeres 63: Los niños necesitan padres, no padres y madres

Gidudu 2

Mary Assumpta Gidudu

Apostolado Femenino Católico de Uganda

Original: Inglés

El amor familiar es, en efecto, una vocación y un camino de santidad. Las madres y los padres están llamados a emprender el gozoso camino del amor familiar. La verdad es que a muchos padres y madres les resulta muy difícil disfrutar de esta vocación dada por Dios debido a diversas situaciones. Hay situaciones que plantean grandes desafíos a las personas y realmente les roban la alegría de la maternidad y la paternidad. La vocación de la maternidad y la paternidad nos lleva a pensar en una unidad familiar, el bloque de construcción más pequeño de la sociedad. En las unidades familiares de hoy en día hay muchos desafíos que no se limitan a la violencia doméstica. En la unidad familiar podemos encontrar otras formas de violencia como la violencia sexual, la violencia emocional y la violencia física. En vista de estas formas de violencia, nos encontramos con que la alegría de la maternidad y la paternidad es arrebatada y hace vulnerables ante cualquier forma de abuso a todos los demás miembros de la familia.

Los niños necesitan padres, no padres y madres, porque el camino en la promoción del Apostolado de la familia empieza en casa. Seguimos encontrando dificultades, ya que la muchos padres y madres no hayan dicha en la maternidad y la paternidad. Esta situación deja a muchos niños sin el gozo del amor familiar. En nuestra misión de promover el apostolado de la familia en Uganda, tenemos que procurar que las madres y los padres disfruten del amor familiar juntos, como padres que trabajan conjuntamente compartiendo el amor, el desarrollo y la felicidad. Eso es lo que nuestros hijos quieren ver. La cultura de cualquier sociedad se forja rápidamente en el hogar, donde vive la familia. Cualesquiera que sean las normas, los valores que han de transmitirse a la siguiente generación empiezan en casa. Esto exige una fuerte cultura parental que madres y padres tienen que adoptar.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) define la cultura como conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan una sociedad o grupo social. La cultura engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, creencias y tradiciones. (UNESCO, 2001). Según la UNESCO, la cultura puede enriquecer vidas y ayudar a construir comunidades inclusivas, innovadoras y resilientes. En Uganda, la cultura desempeña un papel importante en la crianza de los niños. La naturaleza de las familias, extensas, con padres, tíos, tías, primos y abuelos desempeñan un papel fundamental en la crianza de los hijos de forma holística. Para disfrutar de la maternidad y la paternidad, ambos progenitores tienen que ser un ejemplo a seguir, esto es, estar disponibles el uno para el otro en la familia y preocuparse por el bienestar del otro. La parentalidad es como un trabajo en equipo en el que cada miembro tiene un porcentaje del esfuerzo que dedicar a las tareas domésticas que hacen que el amor familiar sea real.

En todo el mundo, los niños en edad de crecimiento necesitan ese tipo de entorno familiar de apoyo que sus padres pueden ofrecerles para crecer bien y convertirse en miembros útiles de la sociedad.

En nuestras enseñanzas, lo que tenemos que poner en marcha es la formación permanente de los padres y las madres para que los niños los encuentren en camino de completar ese círculo familiar. La sensibilización de madres y padres puede hacerse en pequeñas comunidades cristianas en las que miembros de la comunidad se sientan en grupos reducidos, mantienen charlas interactivas y debaten sobre los problemas que les afectan al interno de sus comunidades. En la mayoría de los casos, las soluciones a sus retos están a su alcance en sus comunidades. Aunque algunos retos pueden requerir sistemas de derivación, siempre que se hayan identificado en la comunidad se pueden obtener soluciones.

Hay muchas buenas prácticas que queremos que las madres y los padres disfruten en cada familia

Sabemos que cada niño necesita un entorno familiar que le apoye para alcanzar los objetivos de la vida.

En realidad, el amor o las cualidades del amor se reflejan primero en casa. Es en el núcleo familiar donde el amor se transmite a sus miembros. Se espera que las madres y los padres demuestren que realmente se preocupan el uno por el otro, por el bienestar y la educación de los hijos y más aún. Para que los padres disfruten de la maternidad y la paternidad, tienen que demostrarse amistad ante sus pequeños para que esa cualidad del amor se perciba en la vida diaria entre las personas en crecimiento.

Hay muchas personas en crecimiento que tienen un contacto muy limitado con personas amigables. Esto exige una mayor sensibilización en el ámbito de la paternidad y el valor del amor familiar. Las madres y los padres deberían sentir empatía el uno por el otro. Es un hecho desafortunado el que en algunas familias haya padres solteros, pero aun así esto no significa que la situación no pueda mitigarse recurriendo a la familia extensa en busca de apoyo. Espiritualidad y oración son uno de los aspectos que más deberían abrazar las madres y los padres. El amor familiar se fomenta a través de la oración.

Las madres y los padres deberían inculcar el espíritu de oración a los miembros de su familia desde una edad muy temprana, ya que es entonces cuando los niños nunca se separarán de esta. Es muy lamentable que muchas madres y padres de todo el mundo sean débiles a la hora de involucrar a sus hijos en una vida de oración cuando aún son jóvenes. Esto ha llevado a muchos jóvenes a ser indisciplinados y, por supuesto, a hacer de la maternidad y la paternidad una desdichada vocación. "La familia que reza y trabaja unida permanece unida".

Otra práctica importante que los padres pueden modelar en sus hijos es el Respeto. Se trata del respeto por uno mismo y por los demás, incluida la naturaleza. Las madres y los padres deben expresarse respeto mutuo ante los miembros de la familia. Los niños aprenden con la práctica, por lo que el respeto tiene que manifestarse en la vida diaria.

Cuando los miembros de una familia practican el respeto, les resulta fácil mezclarse con otros en la sociedad.

Debemos tener presente que esas buenas prácticas, valores y normas se transmiten de una generación a otra a través de la socialización. Transmitir una cultura deseada de una generación a otra es la mayor empresa de madres y padres. Sólo así se podrá disfrutar de la paternidad y la maternidad.

Artículo para La Voz de las Mujeres 63