La UMOFC también ha presenciado la última sesión informativa relativa al Sínodo el 25 de octubre en la que participaron:

- S.E. Mons. Joaquín Humberto Pinzón Güiza, I.M.C., Vicario Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, Obispo titular de Ottocio (Colombia).

- S.E. Mons. Evaristo Pascoal Spengler, O.F.M., Obispo prelado de Marajó (Brasil).

- Rev. Nicolau Nascimento de Paiva, Coordinador CAIC, Iglesia Evangélica de la Confesión Luterana en Brasil (Brasil).

- Rev. P. Miguel Heinz, S.V.D., Presidente de Adveniat (Alemania).

- Rev. Sor Inés Azucena Zambrano Jara, M.M.I., de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena (Colombia).

- Dr. Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación.

- Padre Giacomo Costa, S.I., Secretario de la Comisión de Información.

El sábado, después de 21 días de trabajos, se votó y presentó al Santo Padre el documento final del la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica. El documento describe el Sínodo como un encuentro fraternal, abierto, respetuoso y libre entro los obispos pastores en la Amazonía, misioneros y misioneras, laicos, laicas, y representantes de los pueblos indígenas de la Amazonía.

Todos los participantes, relata el documento, han “expresado una conciencia aguda sobre la dramática situación de destrucción que afecta a la Amazonía. Esto significa la desaparición del territorio y de sus habitantes, especialmente los pueblos indígenas”. Se habla de una región en la que existe una “realidad pluriétnica y multicultural” e incluso “plurireligiosa” que “demanda una actitud de abierto diálogo, reconociendo igualmente la multiplicidad de interlocutores: los pueblos indígenas, ribereños, campesinos y afrodescendientes, las otras Iglesias cristianas y denominaciones religiosas, organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales populares, el Estado”.

El documento explica que “para la Iglesia amazónica es urgente que se promuevan y se confieran ministerios para hombres y mujeres de forma equitativa”. Y que “es la Iglesia de hombres y mujeres bautizados que debemos consolidar promoviendo la ministerialidad y, sobre todo, la conciencia de la dignidad bautismal”.

Los padres sinodales, bajo el amparo de María piden que “con su intercesión, este Sínodo sea una expresión concreta de la sinodalidad, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo llegue a todos, especialmente a los pobres, y contribuya al cuidado de la “casa común”.

Aquí se puede consultar el documento final del Sínodo.