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La mejor parte que no nos será quitada
“Darlyn, Jakelin, Felipe, Juan, Wilmer, Carlos” son los nombres de los niños que cantaron a coro quienes yacían en forma de cruz en el piso del Senado (de USA). Según informa Vatican News, esos niños migrantes murieron en instalaciones de custodia del gobierno federal. Laicos, religiosos y religiosas antes de efectuar dicha desobediencia civil habían rezado en el jardín del Capitolio (Washington), escuchado testimonios de migrantes aterrorizados por la idea de perder a sus hijos y habían leído mensajes de los obispos que apoyaban la protesta contra la política migratoria, en particular para con las familias y los niños. Los manifestantes, incluidos sacerdotes y religiosas, fueron arrestados por la policía.
¿Podemos considerar este hecho como un fracaso? Visto desde el Evangelio, muy al contrario, puede considerarse como consecuencia de haber unido la oración a la acción, de haber elegido “la mejor parte”, esa que según Jesús dirigiéndose a Marta, había elegido su hermana María, parte que no le sería quitada (L c 10, 42).
Precisamente, el Papa Francisco, en el Ángelus del día siguiente -21 de julio 2019 – nos decía: “El Evangelio de hoy nos recuerda que la sabiduría del corazón reside precisamente en saber cómo combinar estos dos elementos: contemplación y acción. Marta y María nos muestran el camino (...) debemos asociar estas dos actitudes: por un lado, el "estar a los pies" de Jesús, escucharlo mientras nos revela el secreto de todo; por otro lado, ser considerados y estar prontos para la hospitalidad. (...) Necesitamos esta hospitalidad”.
Y si meditamos el episodio de Marta y María en su contexto histórico, descubrimos una mayor analogía: en esa época sólo los discípulos del Maestro podían sentarse a sus pies, no así las mujeres que debían colocarse más lejos. María, haciendo uso de su libertad y pasando por encima de dichos preceptos culturales, se colocó en el espacio de los discípulos para escuchar a Jesús de cerca. Necesitó des-ligarse del “qué dirán”, desprenderse de las imposiciones sociales de su época y actuó libremente, con coraje y decisión.
Me pregunto y les pregunto, queridas amigas, si nosotras, mujeres de la UMOFC, somos capaces de imitar a esa María, escuchando a la Iglesia que hoy nos señala cuatro verbos: “acoger, proteger, promover e integrar” en especial a las familias que sufren separación y a los niños no acompañados por la migración forzada en tantas partes del mundo (ver Hacia los Pactos Globales sobre Migrantes y Refugiados 2018 del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral).
Marta y María nos muestran las dos actitudes que han de estar unidas en cada una de nosotras: escuchar la Palabra de Dios, las enseñanzas actuales de la Iglesia, para poder ser efectivas. Pidamos a la Santísima Virgen la escucha, el coraje, la decisión y el ser capaces de organizarnos para actuar con entera libertad. Sólo así podremos aportar a la revolución de la ternura que la humanidad y el planeta requieren de nosotras. Sólo así habremos elegido “la parte mejor” que no nos será quitada.
María Lía Zervino, Servidora
Presidenta General de la UMOFC