Pasemos del “los otros” al “nosotros”

MENSAJE DE LA PRESIDENTE GENERAL DE LA UMOFC PARA EL MES DE NOVIEMBRE

Queridas amigas:

Si escuchamos a Jesús

que, en su testamento espiritual durante la Última Cena, imploró en voz alta: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17, 21), acogeremos dentro del alma aquello que el Papa Francisco últimamente no se cansa de repetirnos: “nadie se salva solo”, que constituye un cierto eco de ese ruego de Nuestro Señor.

Mientras leía el primer capítulo de la encíclica Fratelli Tutti, me hice esta pregunta: ¿Por qué, en vez de reclamar qué tienen que hacer “los otros”, no nos preguntamos qué debemos hacer “nosotros” por el bien de ellos? Me surgió a raíz de estas expresiones proféticas: “Pasada la crisis sanitaria (…) Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros”. (…) Si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío. (…) El “sálvese quien pueda” se traducirá rápidamente en el “todos contra todos”, y eso será peor que una pandemia.” (FT 35-36)

Les confieso que, poco a poco, a lo largo de estos dos años como presidente, Jesús, de la mano de María, ha ido creando en mi corazón una especie de “antena” que cada día busca captar a aquellas organizaciones de la UMOFC que están más necesitadas. Hoy, por ejemplo, al hacer mi oración de la mañana, vinieron espontáneamente a mi interior las organizaciones de Camerún, por la masacre de niños en Kumba, en que ocho niños murieron y doce fueron heridos con machetes y disparos de pistola por un grupo de hombres armados, masacre que hunde sus raíces en las relaciones conflictivas entre la mayoría francófona y la minoría anglófona de dicho país. Y las organizaciones de Francia, nación que padece también el flagelo del odio entre algunos de sus habitantes y fue víctima del reciente atentado salvaje dentro de una iglesia católica, en el que inocentes fueron heridos y degollados. ¡Cómo no rezar y acompañar a estas organizaciones y sus miembros ante tales desgarros sufridos!

Estoy convencida que la parábola del Buen Samaritano con la cual el Papa estructura el segundo capítulo de la Fratelli Tutti, es un reflector que ilumina la solidaridad a la que están llamadas las organizaciones de la UMOFC entre sí. Por lo tanto, les propongo que apliquemos las palabras de Jesús: “Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve”(1 Jn 4,20) hacia adentro de nuestra institución. Cada una de nuestras organizaciones tiene algo para dar a las demás y algo para recibir de ellas. Por favor, intensifiquemos nuestros vínculos solidarios dentro de la red que une a los miembros de la UMOFC, entre las “organizaciones hermanas” a quienes “vemos”.

Con sincero afecto me despido de ustedes y, parafraseando la cita del beato Carlos de Foucauld que nos regala el Santo Padre al final de su encíclica, les pido un favor personal: “Recen por mí para que sea la hermana de todas las organizaciones de la UMOFC y de sus miembros”. Muchas gracias.

María Lía Zervino, Servidora

Oración al Creador

Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal.
Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.

Que nuestro corazón se abra
a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas. Amén. (FT 287)