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Queridas amigas:
Este mes me gustaría invitarlas a acompañarme en una acción de gracias a Dios por todo lo recibido en la UMOFC. Vienen espontáneamente a mi interior tres verbos: escuchar, compartir y crecer. Permítanme compartir con ustedes sólo algunas de las buenas noticias que últimamente he recogido y en algún caso experimentado, región por región.
Empiezo por la Región Asia-Pacífico pues hace tres días he llegado a Roma luego de visitar a nuestras organizaciones de Filipinas e Indonesia, junto a dos eximios miembros de nuestra organización en Corea. ¡Qué extraordinaria capacidad de acogida nos han demostrado nuestras mujeres! Hemos apreciado su cultura plena de colores y belleza, su firmeza en la fe, sus actividades apostólicas, su diálogo interreligioso para la fraternidad humana, sus proyectos de capacitación y también de atención a mujeres y familias pobres y a niñas abusadas, como así también el cuidado de nuestra Casa Común siguiendo Laudato si. Hemos escuchado a muchas de ellas, aprendido y compartido, hemos iniciado una amistad social que esperamos proporcione muchos frutos y nos ayude a crecer en la región. Ciertamente nos hubiese gustado poder visitar a las demás organizaciones de la región, cada una con la propia riqueza.
Las mujeres miembros de nuestras organizaciones europeas, ciertamente están demostrando un alto grado de participación en el proceso sinodal. Se involucran personal y comunitariamente. Nos enorgullece tener ese alto grado de participación en los temas eclesiales. Les agradezco particularmente a quienes fueron en peregrinación a Asís y prendieron un cirio y/o rezaron por mí pidiendo la ayuda que necesito para la nueva misión que me ha encomendado el Papa Francisco en el Dicasterio de los Obispos. Agradezco también a las mujeres europeas que trabajan en las instancias internacionales, con un enorme esfuerzo, siempre dispuestas a estar firmes junto a todos los que sufren y en defensa de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural.
Nos ha sido muy grato escuchar el parecer de las mujeres de la región de Norteamérica, siempre tan comprometidas, que han respondido en gran número a la encuesta que nuestra Vicepresidente General, Maribeth Stewart Blogoslawski, organizó y sintetizó magníficamente y fue entregada al Secretariado del Sínodo, obviamente con todas las demás respuestas, sobre la sinodalidad en la Iglesia. Una excelente presentación. Me alegra mucho la reflexión y el empeño de mujeres de nuestras organizaciones en dicha región en la marcha de la UMOFC en cuanto tal, en sus estatutos y reglamentos, en sus finanzas, etc. Es un placer poder escucharlas, compartir los problemas y los sueños y aprender de ellas para desarrollar nuestra organización y nuestros proyectos.
En la región de África, la movilización de las mujeres de nuestras organizaciones, tanto francófonas como anglófonas es sobresaliente. Han tomado sobre sus hombros el trabajo del Observatorio Mundial de las Mujeres en su continente y están elaborando y probando la encuesta que buscará escuchar hasta 25000 mujeres africanas en torno a los temas de violencia de género y discriminación femenina, a la vez que hacer resonar sus fortalezas. Se multiplican las capacitaciones para que las mujeres puedan ser corresponsales sociales y escuchen a quienes normalmente no tienen la capacidad y las oportunidades de manifestarse, para que nuestro Observatorio pueda recoger a través de ellas las experiencias de las mujeres en las diferentes lenguas de los grupos étnicos (por ejemplo, ya han traducido la encuesta piloto al swahili). Compartiremos sus testimonios, aprenderemos de sus dolores y resiliencias. Juntas, daremos visibilidad a aquellas mujeres que para muchos son invisibles.
Además, en la región de América Latina y Caribe, el Observatorio (WWO en inglés), sigue adelante prestando un servicio cualificado al Consejo de Obispos Latinoamericano (CELAM), que tiene puesto sumo interés en las mujeres del continente. Nuestras organizaciones han colaborado eficazmente y siguen estando abiertas para la construcción de una red de mujeres dispuestas a estar comunicadas con otras mujeres de organizaciones y países diferentes. Poco a poco se va tejiendo esta red de comunicación apta para la escucha, el compartir proyectos y el crecer juntas. Es notable la continuidad que ha cobrado en esa región el WWO, en gran parte por el eficiente y fructuoso trabajo de nuestra Tesorera General, Mónica Santamarina de Robles. A todas estas mujeres que nos ayudan a crecer en nuestras organizaciones y personalmente, deseo agradecer de corazón.
A partir de lo mucho que el Señor me ha permitido escuchar, he deseado compartir con ustedes sólo algunos ejemplos propios de cada región, que creo nos hacen crecer en nuestra objetivo de ser corresponsables de la evangelización y del desarrollo humano integral. Las invito a que nos unamos en una acción de gracias por estar asociadas a la UMOFC.
Que el Señor y nuestra Santa Madre las bendigan,
María Lía Zervino, Servidora
Presidente General de la UMOFC