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Dios Camina con su Pueblo
110º Jornada mundial del Migrante y del Refugiado
Estimadas amigas de la UMOFC:
“Dios camina con su pueblo”. ¡Qué palabras tan llenas de sentido y esperanza nos ha propuesto el Santo Padre para celebrar esta 110 Jornada del migrante y del refugiado el próximo 29 de septiembre. Son palabras que, además de consolarnos, forman parte fundamental de la Historia de la Salvación, desde su origen y que, en nuestros días, testimonian los cientos de miles de personas que se ponen en camino hacia una “tierra prometida”, dispuestas a afrontar los riesgos e inclemencias que encontrarán en el trayecto.
Tristemente vivimos una etapa de la historia en la que podemos contemplar, sin necesidad de buscar mucho, a pueblos enteros que se ponen en camino; éxodos provocados por guerras, hambrunas, desastres climáticos, violencia… en poco se diferencian del éxodo por el desierto que lideró Moisés.
Esas personas que se han puesto en camino, sin abandonarse a una vida sin futuro, sin resignarse a una muerte temprana, sin someterse al terror de los conflictos son quienes nos enseñan a todos lo que es la Esperanza. Y quienes en el camino dan un vaso de agua, comparten lágrimas, acogen al forastero, protegen a los niños y cuidan a las mujeres son los que testimonian, independientemente de su credo, que Dios ha visto la aflicción de sus hijos e hijas caminantes y que se compadece.
Nosotras en la UMOFC, en respuesta a la invitación del Papa Francisco, decidimos caminar de manera especial junto a los migrantes y refugiados, para construir con ellos un futuro mejor, a través de una proximidad concreta que refleje en ellos la mirada de Dios. En efecto, en la pasada Asamblea de Asís, nos comprometimos a:
a través de nuestros propios medios, de nuestras organizaciones y de nuestras Representantes Internacionales.
Como bien saben, ya estamos actuando y sé que ustedes lo hacen o lo harán también, desde sus propias organizaciones y realidades. El pasado número de la Voz de las Mujeres lo dedicamos a este tema y en él pudimos constatar el trabajo que realizan muchas de nuestras organizaciones para apoyar a los migrantes y conocer testimonios de mujeres que trabajan en los albergues y que día con día conviven con el sufrimiento de estos hermanos nuestros e intentan ayudarlos con los escasos recursos con los que cuentan.
Desde el Observatorio Mundial de las Mujeres de la UMOFC, está por concluir el proyecto realizado con el CELAM: “Mujeres migrantes a través de corresponsables migrantes y caribeñas”, para conocer y comprender las causas que motivan la migración de las mujeres en esa zona, las dificultades y desafíos que atraviesan y las posibilidades reales de inserción en el lugar de destino. Pueden ver los resultados preliminares y una infografía en nuestra pag. web.
Así mismo, hemos concluído ya una etapa importante del proyecto “El acceso a la justicia de las mujeres migrantes en México” en la que escuchamos a 234 mujeres migrantes, la gran mayoría Latinoamericanas y Caribeñas, alojadas en 18 albergues en México, para conocer, de primera mano, la situación real del respeto a sus derechos y las necesidades más urgentes para poder garantizarles el acceso a la justicia. Estamos también ofreciendo a 15 albergues un taller gratuito de fortalecimiento institucional que les ayudará a eficientar su trabajo y mejorar sus resutados.
En fin, son muchas las necesidades y muchas las tareas que habremos de emprender. El grupo de trabajo de migración del Consejo de la UMOFC planea algunas acciones concretas, como desarrollar un programa de “embajadoras de las mujeres migrantes” o promover webinars y reuniones entre organizaciones miembros que están en países de origen y las de países de destino. Por otro lado, mientras escribo, nuestra Directora de Proyectos del WWO, Ana Martiarena, está en Colombia participando en una Asamblea de la Red CLAMOR (Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas) y en el Encuentro Internacional sobre Migración y Asilo de MigraRed.
Sin duda Dios se está haciendo presente sirviéndose de unos y otros para animarlos y animarse mutuamente a seguir caminando, a soñar con un futuro mejor. ¿Quién si no, puede alentar en los corazones la esperanza de que
vale la pena atravesar desiertos como hacen quienes parten desde el África subsahariana, selvas como quienes cruzan el Darien, mares como hacen los que se lanzan al Mediterráneo creyendo que Europa es un paraíso o los que se lanzan a cruzar el Río Bravo o los terribles desiertos de la frontera para llegar a los Estados Unidos.También en el continente asiático, tal vez de un modo más oculto, pero igual de peligroso, hay millares de personas poniéndose en camino forzadamente cada día. Todos ellos, de un modo o de otro, se encomiendan a Dios en el camino y sienten su cercanía, sea a través de la oración y en el silencio de su corazón al encontrarse literalmente entre el cielo y la tierra, o al sentir la cercanía física de sus compañeros de camino y de algunos buenos samaritanos que encuentran.
Ojalá las mujeres de la UMOFC, donde quiera que estemos, seamos unas buenas samaritanas. Que los migrantes y refugiados vean siempre en nosotras el rostro del Señor que los anima, acompaña y apoya en el camino. Esa será, sin duda, la mejor manera de celebrar esta Jornada.
Mónica Santamarina
Presidenta General de la UMOFC