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Mensaje mensual enero-febrero 2025

mensual feb 2025

Que nadie se vea privado de recibir el perdón y el consuelo de Dios

Jubileo 2025

Queridas amigas de la UMOFC:

El pasado 24 de diciembre, el Papa Francisco cruzaba la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en Roma; un momento que seguramente a muchas nos pudo pasar desapercibido, pero que tuvo una gran fuerza simbólica para toda la Iglesia Católica. En aquel momento iniciaba el año Jubilar 2025 que se extenderá hasta el próximo 6 de enero de 2026. Todas estamos invitadas a imitar al Santo Padre y participar como peregrinas de esperanza, a lo largo de este año, aun cuando no pueda ser físicamente en alguna Iglesia Jubilar, pues hay muchos modos de hacerlo. Lo importante es comprender lo que es y representa este año, para aprovechar todas las gracias que la misericordia del Señor nos ofrece y responder al llamado a vivir la “esperanza que no defrauda”.

El Jubileo nos invita a ponernos en camino hacia Dios, preparando nuestros corazones para el encuentro con Él. El otro día escuché una frase que decía: “Cuando alguien te señala un lugar, lo lógico es mirar hacia donde apunta, no quedarse mirando el dedo”. Del mismo modo, el Jubileo no es un fin en sí mismo, sino una señal que nos orienta hacia un acercamiento más profundo con Dios. Es una oportunidad que se nos regala para reencontrarnos más plenamente con Él.

Seguramente casi todas hemos oído hablar del Jubileo, pero ¿qué es un Jubileo? Parece ser que esta fiesta tiene orígenes bíblicos que se remontan al Antiguo Testamento, en tiempos de Moisés: “El año cincuenta será para vosotros año jubilar: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis las cepas no cultivadas. Porque es el año jubilar, que será sagrado para vosotros” (Lv 25, 11—12). El Jubileo era un año de perdón y liberación que se celebraba cada 50 años. Se proponía como la ocasión para restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación. Durante el Jubileo se cancelaban las deudas, se liberaba a los esclavos y se devolvían las tierras a sus propietarios originales.

En la tradición católica, el Jubileo fue instituido por el Papa Bonifacio VIII en el año 1300 y, al día de hoy, el Jubileo ordinario se celebra cada 25 años como un tiempo de gracia, perdón y renovación espiritual.

Queridas hermanas de la UMOFC, ¡el Jubileo es un gran regalo que nos hace nuestra madre, la Iglesia! Unámonos todas a esta llamada. Me gusta recordar la gran oportunidad que se nos ofrece, que son las indulgencias plenarias, que nos ayudan a purificar nuestro corazón y liberarnos de las consecuencias del pecado. Como bien sabemos, todo pecado, ya perdonado a través de la confesión, deja huella; deja consecuencias del mal cometido que pueden ser borradas por la gracia de la indulgencia plenaria que nos purifica para permitirnos el paso definitivo al amor de Dios.

Para obtenerla, lo que nos pide la Iglesia es: 1. estar verdaderamente arrepentidos de nuestras faltas y movidos por el espíritu de caridad; 2. realizar cualquiera de las obras recompensadas este año jubilar con la indulgencia y 3. cumplir, además, con las tres condiciones habituales: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Santo Padre. Las obras que podemos realizar son muchas y están mencionadas en el Decreto de la Penitenciaría Apostólica del 13 de mayo de 2024. Entre estas obras están las peregrinaciones a lugares sagrados designados, como las basílicas en Roma, Tierra Santa o las catedrales, santuarios y templos locales señalados por el obispo de cada diócesis y los actos devocionales, como la adoración eucarística, el rezo del Rosario o el Vía Crucis realizados en lugares jubilares o en otros lugares sagrados nombrados por los obispos o Conferencias Episcopales.

Además de las peregrinaciones y actos de devoción, en este Año Santo todos podemos vivir el Jubileo mediante actos de penitencia y obras de misericordia, corporales o espirituales, tales como participar en encuentros de formación o ejercicios espirituales,  sostener obras de carácter religioso o social, especialmente en defensa y protección de la vida, o visitar y ayudar a los más necesitados como los ancianos, los enfermos, los presos, los pobres, las mujeres víctimas de violencia, los niños desprotegidos o los migrantes y refugiados, “como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos”.  Tal como nos anima el Santo Padre, “en el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria” (Spes non confundit, 10). Incluso quienes no puedan participar físicamente, debido a enfermedad, edad avanzada u otras dificultades, pueden recibir la indulgencia uniéndose espiritualmente a las celebraciones y ofreciendo sus sufrimientos y oraciones

Finalmente, no perdamos de vista que, como nos recuerda el Papa Francisco, la indulgencia jubilar, en virtud de la oración, está destinada en particular a los que nos han precedido, para que obtengan plena misericordia. Se comprende así la necesidad de rezar por quienes han finalizado su camino terrenal, solidarizándonos en la comunión de los santos. Podemos aplicar cada indulgencia obtenida en el año a alguno de nuestros seres queridos que se nos haya adelantado en su camino a la casa del Padre o a las ánimas del Purgatorio. ¡Cuántas almas podemos enviar al cielo!

El Jubileo nos pide que nos pongamos en camino y que superemos algunos límites. Por eso, es importante que nos preparemos, planifiquemos el trayecto y conozcamos la meta. ¡Qué hermoso sería que las más de 8 millones de mujeres de la UMOFC, esparcidas por todos los rincones del mundo, nos uniéramos a esta invitación tan especial que la Iglesia nos hace este año! Algunas desde Tanzania, otras desde Corea, yo desde México… todas, dondequiera que estemos, elevando juntas nuestra oración por la Iglesia y por las intenciones del Papa, y llevando el mensaje de esperanza a otros, para que nadie se vea privado de la posibilidad de recibir el perdón y el consuelo de Dios. ¡Qué alegría saber que, como hermanas en la fe, estamos llamadas a vivir el Jubileo en comunión, cada una desde nuestra propia realidad!

En nuestras diócesis y parroquias seguramente habrá momentos particulares: celebraciones, retiros, encuentros jubilares… Habrá momentos especialmente importantes para nosotras como el Jubileo de las Familias, Niños, Abuelos y Mayores (del 30 de mayo al 1º. de junio) y el Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades (7 y 8 de junio). Además, el 6 de junio la UMOFC realizará en Roma, en ocasión del jubileo, un evento denominado “Mujeres: Signos de Esperanza y Vida” que será transmitido a todo el mundo vía zoom. Ya recibirán la invitación.

Pero más allá de participar en estas actividades, las invito a que todas vivamos este tiempo con un corazón lleno de oración, caridad, servicio y esperanza. Cada gesto de amor, por pequeño que parezca, nos hace parte de esta gran fiesta de fe. Este año es una gran oportunidad para reforzar nuestra unión como mujeres de la UMOFC, apoyándonos mutuamente y caminando juntas como auténticas peregrinas de la esperanza. Que el Señor nos acompañe y bendiga en este camino, y que María, Madre de la Esperanza y de la Paz, nos guíe siempre hacia su Hijo.

Mónica Santamarina

Presidenta General de la UMOFC