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Juan Bautista Galizzi (Bérgamo 1882 – 1963), Entrada de Santa Rita al monasterio, óleo sobre lienzo, 1947, Casia, Capilla de la urna en el Santuario de Santa Rita
Santa Rita de Casia es una de las santas más invocadas y veneradas. Nació en 1381 en Roccaporena, barrio de Casia (Perugia). Le dieron el nombre de Margarita, pero muy pronto todos la llamaron Rita.
Una niña dócil, humilde, obediente y muy educada (sus padres le enseñaron a leer y escribir), desde muy joven se apasionó a la familia Agustina, tanto que quiso tomar los votos y asistir regularmente al monasterio de Santa María Magdalena de Casia y a la iglesia de San Juan Bautista. Pero sus padres, cuando ella tenía 13 años, la prometieron a Paolo di Ferdinando Mancini, un hombre violento, y después de tres años se casó. Del casamiento nacieron dos hijos, quizás gemelos: Giangiacomo Antonio y Paolo María.
Rita, con su paciencia y mansedumbre, convirtió a su marido y, después de su asesinato en 1406, trató de alejar a sus hijos de la venganza, y por eso nunca reveló el nombre de los asesinos de su marido. Poco tiempo después los dos hijos enfermaron y murieron. Quedándose sola, a los 36 años intentó entrar en el monasterio Agustino de Santa María Magdalena, en Casia. Pero fue rechazada 3 veces por su viudez y porque en el monasterio había una hermana relacionada con la familia de Paolo, quien se sintió ofendida por la reticencia de la santa.
Solamente después de haber pacificado a las dos familias en duelo, Rita pudo ingresar al Monasterio donde permaneció hasta su muerte, el 22 de mayo de 1457 a los 76 años. Se cuenta que realizó varios milagros, incluido el de la espina (estigmas) de la corona de Cristo en la frente, que llevó en los últimos 15 años de su vida; poco antes de morir, inmovilizada en la cama, le pidió a una de sus primas que le trajera una rosa y dos higos de la casa de sus padres. Era invierno, pero la rosa y los frutos estaban y la prima se los trajo. La rosa llegó a ser el símbolo de Rita por excelencia, una mujer humilde que logró florecer a pesar de las espinas que la vida le había reservado, dando el buen perfumen de Cristo y derritiendo el helado invierno de tantos corazones.
El cuadro de Galizzi, uno de los 7 que ilustra la vida de la Santa en la capilla donde se guarda su cuerpo, representa la entrada de Rita en el monasterio: según la leyenda, fueron los 3 santos patronos de la orden agustiniana - San Agustín, por supuesto, San Juan Bautista y San Nicolás de Tolentino - a llevarla, desde la roca de Roccaporena donde Rita iba a orar, directamente dentro del Coro. La pobreza de la escena, la elección de colores suaves y oscuros, el halo de luz dentro del cual se encuentra la Santa, la gran concentración con la que Rita está cruzando el umbral tienden a llamar nuestra atención sobre la esencialidad de la elección: perdidos todos los afectos terrenales (el esposo, los hijos) Rita elige para siempre al Señor, quien a partir de ese momento se convierte en su consuelo, su refugio, su vida.
Te rogamos, Señor, que,siguiendo el ejemplo de Santa Rita, llevemos dentro de nosotros los signos de tu amor y de tu Pasión y disfrutemos del fruto de una paz duradera.