Raffaello Sanzio (Urbino, 1483 - Roma 1520), Anunciación, 1502-04, témpera sobre madera, 27 cm x 50 cm, Ciudad del Vaticano, Pinacoteca Vaticana.

El día 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor.

Esta pequeña pintura es parte de un gran retablo que representa la Coronación de María. Se llama "Pala Oddi" porque fue pintada por Rafael para el altar de la capilla de la familia Oddi en la iglesia de San Francisco al Prato en Perugia. El cuadro, entregado a principios del siglo XVI, es la obra de juventud considerada como la más cercana al estilo de Perugino, el maestro del gran pintor de Urbino.

Al observar la escena del Evangelio representada por Raffaello, nos sorprenden algunos detalles.

Seguramente, lo primero que atrae nuestra mirada es el lugar donde se representa la escena: es un gran espacio cubierto, pero no completamente cerrado, en el que destacan las altísimas columnas corintias. El diseño del suelo sólo amplifica la simetría que parece dominar y dibujar el espacio mismo. Hay un centro del que parten todas las líneas y alrededor del cual se construye el cuadro en sí.

Incluso el paisaje que aparece al fondo nos llama la atención: las colinas y una vía fluvial atravesada por un puente de dos bahías, parece ser casi el telón de fondo de la escena principal que se representa en primer plano.

Finalmente llegamos a los dos personajes principales de la escena: María y el Arcángel Gabriel.

María está sentada a la derecha del cuadro, sosteniendo un librito abierto con una mano que apoya sobre su pierna, mientras que con la otra parece querer enfatizar la concentración de su oración subiendo hacia Dios. El vestido rojo, sencillo y elegante a la vez, está cubierto por un gran manto azul que desde el hombro derecho desciende hasta el suelo con un juego de pliegues que embellece la figura de María.

El Arcángel Gabriel está a la izquierda del cuadro, saludando a la Virgen y sosteniendo un lirio blanco en su mano izquierda. Está vestido con un amplio vestido ligero de un hermoso color rojo y está a punto de interrumpir la oración de la Virgen para traerle el anuncio de Dios. Lo que nos sorprende es ver cómo su hábito se agita por el movimiento del ángel, como si acabara de llegar en vuelo y se detuviera a hablar con María.

La excepcional habilidad de Rafael también se puede ver en una pintura de pequeñas dimensiones, donde sólo unos pocos detalles son suficientes para hacer que cada espectador sea capaz de capturar la belleza, la contemplación, la espiritualidad.

El espacio perfecto aquí representado y descrito con un riguroso uso de la perspectiva geométrica, la posición de espejo de los dos personajes (pero la Virgen está más cerca del centro casi como para subrayar su mayor importancia respecto al ángel), contribuye a que entremos en el misterio.

Humilde sierva del Señor,

amor despertado por la gracia,

Dios te ha elegido.

Bendita, aceptas el mensaje

del Maestro de la Vida

Tierra fértil al soplo de Dios,

tu arcilla alimenta la semilla,

Dios te bendiga.

La Palabra puede germinar en tu silencio,

llevas a Jesucristo.

La alegría de la Iglesia en el tiempo,

traes esperanza para el Reino:

¡Cristo está vivo!

Estará en nuestro camino hasta el amanecer,

Estrella de Adviento.