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Piero del Pollaiolo (Florencia 1441 - Roma 1496), La fe, 1470, óleo sobre tabla, 168 x 90,5 cm, Florencia, Museo de los Uffizi
Las virtudes: la fe
En este nuevo año, nos gustaría proponer para la reflexión y la contemplación figuras de mujeres que sin duda podemos definir como "especiales". Se trata, en efecto, de las personificaciones que los artistas del pasado han realizado con el propósito de representar las virtudes. Siempre se presentan como mujeres, casi como para subrayar el vínculo indisoluble entre la "disposición habitual y firme a hacer el bien" (definición de virtud que figura en el Catecismo de la Iglesia Católica de 1803) y el género femenino.
Esta primera obra, que representa la Fe, forma parte de un ciclo pictórico dedicado a las Virtudes encargado a Piero del Pollaiolo en 1469 y destinado a la Sala dell'Udienza del Tribunale di Mercanzia (órgano que se ocupaba de los litigios comerciales de los mercaderes florentinos y administraba justicia entre los miembros de Artes y oficios) en la Piazza della Signoria de Florencia.
La Fe asume la forma de una joven que ocupa casi todo el espacio pictórico a disposición. Con la mano derecha levanta hacia arriba un cáliz cubierto por la patena, mientras que con la izquierda sostiene una cruz procesional que muestra, dirigido hacia nosotros, el cuerpo crucificado de Jesús.
Por supuesto, los objetos que la mujer sostiene en la mano no son casuales. De hecho, son los símbolos del corazón de la fe cristiana, ambos directamente referidos al Señor Jesús: la cruz recuerda su muerte y resurrección, mientras que el cáliz y la patena se refieren a su presencia real entre nosotros, haciendo referencia directa al sacramento de la Eucaristía.
Tampoco es casual que la mujer esté sentada en un trono (lo que le confiere una dignidad que en pintura suele estar reservada solo a María, entre los seres humanos), ni que su mirada se dirija al cielo: en efecto, la fe nos impulsa a buscar "las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios" (cf. Col 3,1).
Por último, llama la atención tanto la precisión con la que Piero del Pollaiolo reproduce los objetos litúrgicos, así como la elegante compostura del vestido en el que se envuelve la joven. El color dominante es naturalmente el blanco, porque en la tradición cristiana simboliza la inocencia y la pureza y, entre las virtudes llamadas "teologales" (fe, esperanza, caridad), es precisamente el color de la fe.
Por la fe obedeció Abraham a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios. (Hebreos 11: 8-10).
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería». (Lucas 17:5-6)
Si se anuncia que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Pues bien: si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado. Pero si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe (1 Corintios 15:12-14).
(Contribución de Vito Pongolini)