​+39 0669887260 | info@wucwo.org | Contacto

Facebook X Twitter Instagram Youtube 

Arte y meditación - diciembre 2024

JoyHeinrich Aldegrever (Paderborn 1502 - Soest hacia 1560), La Alegría, 1549, grabado sobre papel, 7,2 x 5,2 cm, París, Museo del Louvre 

Las Virtudes: La Alegría 

Terminamos nuestra presentación de las virtudes con las que hemos acompañado este año 2024 con un grabado de un refinado artista alemán. En 1549 grabó 14 pequeñas láminas representando cada una un vicio o una virtud.

No sabemos quién le encargó esta obra ni con qué fin, pero nos sorprende la elección de confiar a un soporte sencillo y aparentemente pobre la descripción de cada uno de los sujetos.

El grabado, en efecto, a diferencia de la pintura, que encuentra en el uso del color un poderoso aliado para la representación lagrada de figuras y estados de ánimo, se lo juega todo en la línea y la luminosidad que se debe a la menor o mayor incidencia de sólidos y vacíos. Aldegrever se muestra  plenamente satisfecho del resultado de su trabajo, hasta el punto de que en cada uno de los 14 grabados encontramos tanto el año de la realización como las iniciales de su nombre.

Y así llegamos a cómo se ha representado la virtud de la Alegría. Es, por supuesto, una mujer y creo que podemos decir que el artista la ha imaginado como una figura eminentemente espiritual. En efecto, observamos la sencillez del motivo, la elección de situar la figura en un paisaje en el que están presentes a la vez la tierra, el mar y el cielo. Vislumbramos un edificio enmarcado por la ventana natural y la mujer está atenta y concentrada en el gesto de tocar la lira. La Alegría, tiene sí, una corona, pero es de flores, su pelo está suelto, al viento, sus pies descalzos pisan un suelo en el que la vegetación está ausente.

Del cielo, a la derecha, parece surgir una paloma que desciende hacia la tierra, signo claro del Espíritu Santo y, por tanto, del origen divino de la verdadera Alegría. Y que estamos en presencia de lo divino también parece atestiguarlo el movimiento aparentemente excesivo del vestido de la mujer: no es el resultado de un acontecimiento natural como un viento más o menos impetuoso, sino de un temblor que deriva de algo interior. La alegría no es algo exagerado o excesivo, sino algo profundo y recogido, que surge de una experiencia de lo divino.

El mensaje que el artista parece confiarnos es, por tanto, que la verdadera Alegría se origina en Dios y sólo de Él deriva y a nosotros se confía.

Harás fiesta siete días en honor del Señor, tu Dios, en el lugar que elija el Señor; porque el Señor, tu Dios, te ha bendecido en todas tus cosechas y en todas tus tareas, estarás contento de verdad. (Deuteronomio 16, 15)

Los hijos de Israel que se encontraban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ácimos durante siete días con gran júbilo; los sacerdotes y los levitas alababan al Señor, día tras día, con todo entusiasmo. Ezequías tuvo palabras de encomio para los levitas por su buena disposición al servicio del Señor. Durante los siete días de la fiesta participaron de los sacrificios de comunión y alabaron al Señor, Dios de sus padres. La comunidad decidió prolongar la fiesta otros siete días. La celebraron con júbilo esos siete días. (2 Crónicas 30, 21-23)

Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría, y te daré gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. (Salmo 43, 4)

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,  nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas,  la lengua de cantares.  Hasta los gentiles decían:  «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros,  y estamos alegres. Recoge, Señor, a nuestros cautivos como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iba llorando,  llevando la semilla;  al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. (Salmo 126)

Y por ella retornan los rescatados del Señor.  Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción. (Isaías 35,10)

Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel,  regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia,  ha expulsado a tu enemigo.  El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti,  no temas mal alguno. Aquel día se dirá a Jerusalén: «¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas!». El Señor tu Dios está en medio de ti,  valiente y salvador;  se alegra y goza contigo,  te renueva con su amor;  exulta y se alegra contigo. (Sofonías 3, 14-17)

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. (Juan 15, 11)

Os escribí precisamente aquello para que, cuando llegara, no me entristecieran aquellos que tenían que alegrarme; de hecho estoy persuadido de que todos tenéis mi alegría por vuestra. (2 Corintios 2,3)

(Contribución de Vito Pongolini)