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Su desgarrador testimonio invita a volver la vista hacia esa sufrida isla, cuyo calvario parece no terminar.
Para nadie es un secreto la presencia de médicos cubanos –y otros bajo esa nómina, no tan médicos- en varios países de América Latina. Llegaron a Centroamérica, a Brasil, Colombia y, sobre todo, a Venezuela bajo un convenio de cooperación entre los gobiernos de Chávez y Castro. La idea era cambiar servicios por petróleo pero luego se comprendió el verdadero móvil del asunto: desplazar a los médicos venezolanos, en rebeldía por la falta de insumos y pésimos salarios y aprovechar el trabajo de los cubanos a cambio de mendrugos que recibían del Estado cubano, el auténtico beneficiario de los salarios que percibían en Venezuela.
El resultado ha sido el éxodo de profesionales de la medicina venezolanos a otros países y el escape de los cubanos al exterior, con la ayuda de los propios venezolanos que siempre se condolieron por una situación que expertos calificaron a nivel de organismos de derechos humanos internacionales como “la nueva esclavitud”.
La isla hace de “tutorial” para lo que ocurre en Venezuela, especialmente si se trata de imponer la dominación por la vía del sometimiento a la dádiva del Estado. En Venezuela reproducimos una situación de salud terrible, calcada a pulso del modelo cubano. Es verdad que la migración en masa que ha generado el régimen de Maduro ha impactado al continente, pero se impone una mirada a la tragedia interminable que vive el pueblo cubano.
EDELMA: VEO A JÓVENES DE 40 AÑOS CON ESCARASEdelma es una cubana que trabaja codo a codo con la Iglesia Católica para aliviar, en la medida de sus precarias posibilidades, el dolor de sus semejantes. Vive el Evangelio y lo proclama con testimonios de generosidad. Es activa en la Unión Mundial de Mujeres Católicas y sus amigas se han multiplicado a lo largo y ancho de nuestro continente.
Hemos recibido un testimonio de su propia letra, que reproducimos a continuación y al que no hemos alterado una coma. Tal como las escribió, así van. Con las limitaciones propias de un país sin la más elementales posibilidades. Con lágrimas en los ojos hemos recorrido sus líneas, tal vez sintiendo que podemos vernos en ese espejo hoy por hoy en Venezuela. Cualquier familia venezolana, cualquier hospital, cualquier hogar podrían atestiguar lo que ella.
A través de él se percibe la profunda y cotidiana angustia de un pueblo desprovisto hasta de lo más elemental. Describiendo un caso que le ha tocado tan de cerca, ella refleja el diario peregrinar del cubano en busca de la medicina a tiempo, pegados de la oración, viendo a Cristo en el otro y combatiendo la tristeza con la alegría y la esperanza que no abandonan al creyente.
A continuación, las líneas que dirige a una amiga venezolana, Virginia Rivero, también de la UMOFC, llenas de dolor pero también de un coraje que solo sostiene la fe:
“Queridas amigas todas, hermanas, después de 15 días me siento a escribir, el 8 de septiembre tuvimos que salir corriendo con Lalo, pilló una bronconeumonía bacteriana que invade nuestro país, con toda clase de virus más, es horrible, gracias a verdaderos Amigos como ustedes lo entramos en cuidados intensivos muy grave….
Todos orando fuera, fueron tres días muy fuertes, pero confiaba en el Señor, además Lalo no bebe, no fuma, todo al revés, deshidratado, presión, azúcar, pasó después a terapia intermedia, ahí si me dejaban estar con él, creo que también el Señor nos ha puesto allí para juzgar en su justa medida el dolor de tantos, que lo viví, jóvenes de 40 años con unas escaras, pensé tanto a Jesús, sin medicamentos, agarre el teléfono de la sala y llame a cuanta religiosa conocía y por fin pude conseguir dos tubos para ese joven ahí es donde está la santidad, en una sonrisa, en compartir la comida que me llevaba mi familia con OTROS QUE NO TENIAN NADA, QUE TRISTEZA, PERO PENSÉ TENGO QUE REIRME AQUÍ MÁS QUE SI ESTUVIERA EN LA NOCHE CULTURAL DE LA UMOFC, CUANTO PENSÉ EN USTEDES, EN MI GRUPO AMADO DE LA SANTIDAD, DESPUÉS PASAMOS A SALA ( les cuento todo porque es mi testimonio) sé que Virginia me entenderá más que todas ustedes….
Las cucarachas caminaban, que horror, cuanto me acordé de Maribeth y del Padre asesor y su Medió ambiente, la basura sin botar, ahí movilicé a las mujeres, tenemos que limpiar, me puse dos bolsitas de nylon en las manos y a botar basura, Dante se quedó pequeñito en la Divina Comedia, cuantos enfermos, que había que sonreírle, ayudarlos, los enfermeros muy jóvenes, pero muy capaces, los médicos que dirigían muy profesionales, pero eran las condiciones reales, que dolor, el dolor de hacer tan poco, no deje que nadie se quedara con Lalo, porque los enfermeros al verlo mal, se le iba el troquer de la vena y me decían mañana cuando llegue el supervisor le toma la vena, ya iba por 6 pinchazos, le dije no como si son 8 sino lo hago yo, tú eres enfermero, sabes que 8 horas para él puede ser su vida, tienes que ser valiente, lo acribillaron, pero se lo pusimos, muchos alumnos que hoy estudian medicina, vinieron me apoyaron, todavía queda corazón en el pueblo cubano, Lalo al mejorar ya oraba conmigo nos preguntaron los médicos que son ustedes?
Les dijimos católicos, gracias a Dios ya estamos en casa, él con reposo, ahora mi nuera y mi nietecita tienen Dengue pero no es hemorrágico, están en su casa, si suman a esto el problema del transporte tres ómnibus al día, el país paralizado, es poco lo que pueda explicarles, solo una fuerza inquebrantable puede sostenernos, JESÚS DE NAZARET, quisiera escribirle esto a las tres personas más que son de mi grupo de Santidad, pero mi secretario de inglés que me ayudó tanto con mi Plan de Acción para el grupo no puede ahora y mis conocimientos no dan para tanto, pero sé que alguna puede hacerlo…..
GRACIAS Y OREN POR CUBA QUE SE DESANGRA, BAJO UNA FACHADA QUE NO ES LA REAL….
Edelma de siempre…”.-
Fuente artículo: Aleteia