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María estaba de pie junto a la Cruz (cfr. Juan 19, 25)
Estamos en Cuaresma y pronto entraremos en la Semana Santa. Les propongo que vivamos este camino hacia la Pascua de la mano de María para renacer por Ella, con Jesús, a una nueva vida.
Como mujeres de la UMOFC entramos en un período nuevo, que requiere lo mejor de cada una de nosotras y de nuestras organizaciones, para seguir las huellas que, en la Iglesia y en el mundo, traza nuestro Santo Padre Francisco, quien hoy nos dice: “En el corazón de la Iglesia, resplandece María” (Christus Vivit, 25/3/2019).
La dimensión o principio mariano está enraizado desde siempre en la Iglesia - junto al principio petrino, que unifica – y se sustenta fundamentalmente en el “sí” de María que se mantiene desde la Anunciación, cobra densidad al pie de la Cruz, cuando María nos acoge en la persona de Juan como hijas e hijos, y se prolonga en la historia de la humanidad, en el “sí” de todo el Pueblo de Dios.
¿Cuáles “sí” estamos llamadas a pronunciar en este período, haciéndonos eco del “sí” de María? Ante todo el “sí” de nuestra prioridad 2018-2022, que refleja el fin mismo de la UMOFC: Sí, a la santidad para la evangelización del mundo y el desarrollo humano integral. Démonos las manos unas a otras en el sendero en cuál tantas veces caemos, para levantarnos y crecer hacia arriba en el madero vertical de la Cruz, hacia el seno de la Trinidad. Ninguna de nosotras puede “tirar la primera piedra”… Recemos a María y ayudémonos unas a otras a vivir una espiritualidad que tienda a la santidad.
Y con la mirada del corazón de María que es la de la Iglesia de hoy, hagamos un examen de conciencia sobre los otros “sí” a los que nos comprometimos como UMOFC en la Asamblea General de Dakar.
Hemos expresado: “Sí, la salud de nuestro planeta es también nuestra responsabilidad”. ¡Cuánto hemos de agradecer al Señor esta Tierra que nos ha regalado para que cuidemos y cultivemos como Casa común! ¿Qué hacemos cómo organización para la educación ecológica integral y la implementación de proyectos que reduzcan los residuos tóxicos y promuevan el reciclaje? ¿Sentimos el dolor, al pie de la Cruz, por no haber contribuido suficientemente a que el agua potable llegue a todos y la tecnología permita la protección del planeta y la inclusión de los son “descartados”?
Hemos dicho: “Sí, cuidemos a la familia en situaciones difíciles, especialmente a sus integrantes más vulnerables”.
Demos gracias a Dios por tantas familias, “iglesias domésticas”, que constituyen la base de una sociedad sana. Y como organización ¿nos involucramos en el acompañamiento de las mujeres con embarazo vulnerable; en acciones por los hogares carenciados, por las necesidades de quienes tienen capacidades físicas o psíquicas diferentes, por las familias divididas; en la educación sexual responsable; en la prevención de los abusos y/o en la concientización del uso adecuado de las nuevas tecnologías por parte de los menores?
Hemos afirmado: “Sí, eliminemos la violencia y la discriminación contra la mujer”. Agradezcamos el don maravilloso de ser mujeres, con igual dignidad y diversa identidad respecto del varón, con ¡tanto para aportar! Y preguntémonos, de pie, mirando a la Cruz ¿en qué estamos colaborando como organización en la educación de varones y mujeres para eliminar todo tipo de discriminación contra la mujer? o ¿qué leyes y políticas públicas estamos promoviendo en ese sentido? o ¿qué acciones ante la trata de personas estamos desarrollando? o ¿qué acogida e integración a mujeres, jóvenes y niñas migrantes estamos implementando?
Les deseo que en esta próxima Pascua, nos identifiquemos con el dolor de María al pie de la Cruz para poder también regocijarnos con Ella por la Resurrección de Jesús, que tiene la potencia de renovar nuestras vidas y nuestras organizaciones.
¡Que la UMOFC reciba la gracia pascual de resucitar a una vida nueva!