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La Laudato Si es nuestra hoja de ruta como mujeres de fe.
Queridas amigas:
el Papa Francisco, hace cinco años, nos regaló un nuevo “tesoro” de Doctrina Social de la Iglesia: la Laudato Si’. Hoy ratificamos que se trata de una encíclica profética. La pandemia del coronavirus ha demostrado la profunda conexión e interdependencia de todos los que habitamos en la Casa Común.
Para superar la pandemia se requerirá estar unidos compartiendo un enfoque integral que “tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial” (LS 137). A nosotras, mujeres de la UMOFC, particularmente se nos exige una conversión ecológica, que sea al mismo tiempo espiritual, cultural y ética. Si no nos ubicamos dentro de este marco doctrinal, nuestro apostolado perderá sentido y actualidad. La conversión personal deberá estar acompañada de una conversión pastoral y comunitaria, acorde a cada una de nuestras organizaciones y realidades locales.
Les cuento que desde que el Espíritu Santo inspiró, en la Asamblea General de Dakar, la primera de nuestras resoluciones: un planeta saludable depende de todos nosotros, he estado meditando este tema. A medida que pasaban los meses me iba convenciendo más y más que la mirada de la conversión ecológica integral, es la que enmarca a las otras tres resoluciones de la UMOFC, del período 2018-2022. Trataré, a continuación, de explicitar sintéticamente para ustedes esta convicción.
¿Cómo formarnos en el educarnos y educar para responder al llamado a la santidad? El Santo Padre nos pide que desde ahora hasta el 24 de mayo de 2021 vivamos el Año Especial Aniversario de la Laudato Si’, a fin de profundizar la lectura, reflexión y encarnación de la encíclica hasta que se transforme en la hoja de ruta personal y comunitaria. Estamos ante un enorme desafío: la conversión ecológica en acción, que ha de surgir a nivel local, para paulatinamente extenderse a nivel regional, continental y planetario.
Según el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral es fundamental generar un movimiento popular desde las bases, o sea, desde las familias, escuelas y universidades, parroquias y diócesis, etc. En nuestro caso, ha de realizarse a partir de nuestras organizaciones. Por ejemplo, si deseamos eliminar la violencia y discriminación contra las mujeres, debemos encarar nuestras acciones, uniendo el grito de estas mujeres al grito de la naturaleza, pues son ellas las más afectadas por la crisis sanitaria y ambiental, con raíces éticas y culturales.
Si nuestra organización cuida a las familias en situaciones difíciles, especialmente a sus miembros más vulnerables, ha de hacerlo bajo el prisma del magisterio antes mencionado. Por ejemplo, como ustedes recordarán, el mes pasado, durante la Semana Laudato Si’, la UMOFC realizó una campaña en las redes sociales y su sitio web (material puesto a disposición de las organizaciones miembros). La familia fue el hilo conductor de dicha campaña mostrando que es urgente reaccionar como familia humana (LS 13), que no se puede defender la integridad del ambiente sin defender a la vez la vida humana (LS 136), que la vivienda digna y el terreno al que cada campesino tiene derecho para construir el hogar familiar son centrales en la ecología humana (LS 94 y 152) y que la familia es la sede de la cultura de la vida y del respeto por lo que nos rodea (LS 213).
Es mi deseo que, con la gracia del Espíritu Santo, recibida en este Pentecostés 2020, podamos dar testimonio y juntas tocar una sinfonía interpretada con los instrumentos de nuestras organizaciones, en clave Laudato Si’. ¡Qué maravillosa oportunidad para enriquecer nuestra espiritualidad y nuestros trabajos, de la mano de María, Reina de todo lo Creado!
Me despido con afecto invitándolas a rezar la oración por el Año Especial Aniversario de la Laudato Si’:
Dios amoroso,
Creador del cielo, de la tierra y de todo lo que hay en ella.
Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones, para que podamos ser parte de la creación, tu don.
Sé presente para los necesitados en estos tiempos difíciles, especialmente para los más pobres y más vulnerables.
Ayúdanos a mostrar solidaridad creativa para enfrentar las consecuencias de esta pandemia mundial.
Haznos valientes para abrazar los cambios dirigidos a la búsqueda del bien común.
Ahora más que nunca, que podemos sentir que todos estamos interconectados e interdependientes.
Has de tal modo que logremos escuchar y responder al grito de la tierra y al grito de los pobres.
Que puedan ser los sufrimientos actuales los dolores de parto de un mundo más fraternal y sostenible.
Bajo la mirada amorosa de María Auxiliadora, te pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
María Lía Zervino, Servidora
Presidente General de la UMOFC