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Sobre el supuesto “derecho humano al aborto”
1 de julio de 2021
“¡Salvemos las dos vidas!” La vida del niño por nacer y la vida de la madre, ambas son un don que la humanidad, no sólo los cristianos, ha de empeñarse en salvar y cuidar a lo largo de todo su desarrollo. Con los avances de la ciencia es cada vez más evidente que el eufemismo de “interrupción voluntaria del embarazo” es un crimen. No estamos ante una verdad de fe, sino ante una realidad que cualquier ser humano consciente y recto puede reconocer: la vida de una persona inocente, en evolución dentro del seno materno y la vida de la madre que, por motivos muchas veces justificados, corre algún tipo de riesgo.
Ambas vidas exigen ser protegidas con recursos médicos, psicológicos y socio-económicos, pero jamás violentadas y menos aún eliminadas. Hay países que han logrado resolver los problemas de las madres adolescentes embarazadas, hay legislaciones que ofrecen una adopción segura como alternativa, hay tantos servicios que salen al encuentro de la madre y del hijo por parte de la Iglesia católica, de otras confesiones y de las organizaciones de la sociedad civil para atender y dar resguardo a los casos más difíciles… si queremos ser realmente “humanos”, podemos encontrar el camino para tratar de salvar las dos vidas.
¿El siglo genocida? Han habido muchos genocidios a lo largo de la historia que nos avergüenzan como estirpe humana. Me pregunto si tendremos que darle razón al hoy Siervo de Dios Jérôme Lejeune, padre de la genética moderna, quien identificó el síndrome de Down y perdió el premio Nobel por defender las vidas de las criaturas por nacer. Lejeune sostenía que la humanidad iba a tener que arrepentirse si no respetaba la vida de la persona por nacer dentro del útero materno, pues la humanidad con el tiempo recordaría este período bajo la denominación de “el siglo genocida”.
El informe Matic, votado el 24 de junio en el Parlamento Europeo en Bruselas, establece que el aborto es un derecho y por ende que la objeción de conciencia es una negación de asistencia médica, por lo cual abre la puerta a este genocidio. El voto demuestra una postura ideológica sobre los llamados “derechos sexuales y reproductivos de la mujer”, considerando el aborto como derecho humano sobre la objeción de conciencia. No sólo la libertad de conciencia sino también la libertad de enseñanza puede verse gravemente afectada. Se trata de una tergiversación de los derechos humanos: inaceptable.
La UMOFC, en previsión al informe Matic, firmó una declaración conjunta diciendo: “Como organizaciones de inspiración católica, nos mantenemos unidas en nuestra oposición a cualquier propuesta que viole la sagrada dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. El aborto elimina una vida humana inocente y tiene graves consecuencias fisiológicas y psicológicas para las mujeres que lo procuran. Además, esta propuesta socavaría el derecho a la objeción de conciencia, fundamental para el verdadero progreso y la igualdad en nuestras sociedades. Por estas y otras razones pedimos el rechazo de este informe. En cambio, les pedimos que defiendan el derecho a la vida de los más vulnerables de nuestras sociedades, la salud integral de nuestras mujeres y familias y los derechos de conciencia de los profesionales de la salud.”
Sin bajar los brazos. Como mujeres de fe, asociadas para promover nuestra dignidad siguiendo las enseñanzas de la Iglesia, hemos de avanzar rezando y actuando para proteger ambas vidas y defender los verdaderos derechos humanos. La conciencia define al ser humano e intentar doblegarla, tal como ya hemos visto en la historia de la humanidad, provoca una violencia sobre la persona a la vez que afecta la paz social. “¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!” fue la oración de Jesús ante el mayor sacrilegio de la historia. Hagamos nuestra esta oración por todos los involucrados en esta tragedia, con una mirada lúcida y una actitud misericordiosa, reflejo del Corazón de Jesús.
Pido a nuestra Santa Madre que, una vez más, nos obtenga su capacidad de servicio a las mujeres embarazadas. Cada una de nosotras, desde nuestro lugar, está llamada a salir al encuentro de quienes están en riesgo de decidir abortar para darles contención, escucha y ayuda para dar a luz. Si por desgracia esto no se lograra, es importante mantenerse a su lado para acompañarlas y facilitarles el superar el trauma y el sanar la herida que suele dejar en ellas ese nefasto paso, muchas veces impulsado por factores externos que no coinciden con sus sentimientos más íntimos. Ellas también necesitan de nosotras y debemos permanecer a su lado, con cercanía y comprensión, como hermanas.
¡Adelante, con valentía y ternura, juntas lo haremos!
María Lía Zervino, Servidora
Presidente General de la UMOFC