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Mensaje mensual noviembre 2021

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Familia, hogar, dignidad.

Queridas amigas:

este mes estará marcado por la Jornada Mundial de los Pobres. En su mensaje para este domingo 14 de noviembre 2021 el Papa Francisco explica que existe una “fuerte “empatía” entre Jesús y la mujer”.

A las mujeres de la UMOFC el hecho de meditar esta relación empática con Jesús, nos ha de llenar de profunda alegría y gratitud. La empatía es una actitud positiva que nos permite establecer una relación especialmente afectiva y saludable de convivencia con Jesús y de identificación y afinidad con Él, a la vez que nos asegura la reciprocidad, es decir, el saber que Él nos escucha, entiende nuestros problemas, emociones y anhelos y los hace suyos.

Empatía es una palabra que viene del griego y está formada por “en” que significa “en el interior” del sujeto y por “pathos” que significa “afectado, emocionado”. Cuando hay empatía, existe una comprensión íntima de la situación del otro, vital e intelectual. Y es precisamente esa comprensión mutua la que genera afinidad.

En este mes que celebraremos la Jornada Mundial de los Pobres, me pregunto y les pregunto, queridas amigas, cuáles son las principales “afinidades” entre Jesús y nosotras y a qué nos debe conducir esa “empatía”. Me vienen a la mente tres palabras: familia, hogar y dignidad.

La pandemia, por una parte, nos ha dejado un sabor amargo por todos los que han experimentado la muerte en soledad, pero, por otra parte, nos ha llevado a revalorizar los vínculos familiares, la necesidad de una familia sana, dónde la personalidad de unos redunde en el crecimiento de los otros y nadie quede fuera o sea lastimado. ¡Cuántos pobres de familia hay a nuestro alrededor a quienes debemos atender!

El cuidado de la ecología de la familia es fundamental. Cuando una ideología niega la diferencia y la reciprocidad en la naturaleza del varón y la mujer y contempla una sociedad sin diferencias sexuales, vacía el fundamento antropológico de la familia (cf. AL 56). Esta posición debe ir acompañada de comprensión y respeto por las personas que no viven de esta manera debido a sus convicciones, sus historias de vida, a menudo complejas, y deben ser preservadas de toda discriminación.

Junto a la familia, la afinidad con Jesús me lleva al hogar, no sólo al hogar que requiere cada familia para desarrollarse como tal sino a la Casa Común que Dios nos regaló. El 14 de noviembre se lanzará oficialmente la Plataforma Laudato si, para que cada una de nuestras familias y organizaciones pueda participar en ella. Son las poblaciones más pobres del mundo, por ser las que menos contaminan y más sufren las nefastas consecuencias de la falta de cuidado del planeta, las que esperan de cada una de nosotras un cambio.

Si nos esforzamos por responder al grito de la Tierra, también debemos responder al grito de las familias en situaciones difíciles y al de sus miembros más vulnerables. Nuestro planeta sufre una única crisis. Es preocupante que cuando algunos movimientos ecologistas defienden la integridad del medio ambiente, a veces no apliquen esos mismos principios a la vida humana (Cf. LS 136). Cuidar la biodiversidad de todos los seres vivos implica necesariamente dar prioridad al cuidado de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, en su ámbito natural de desarrollo: el entorno familiar.

Y esta Jornada, precisamente por nuestra empatía con Jesús, también nos habla de la dignidad de los pobres. Miremos a los ojos a los pobres que tenemos cerca, como nos enseña el Papa y encontraremos lo que podemos hacer por y con ellos. ¡Tienen tanto para enseñarnos! Sólo interconectados podemos salir adelante.

El desarrollo integral y sustentable, requiere brindar igualdad de oportunidades de acceso a educación de calidad, servicios de salud, alimentación nutritiva, empleo digno a las familias más pobres, a las divididas por la migración forzada y especialmente a las familias “descartadas”. Tener un hogar tiene mucho que ver con la dignidad y el crecimiento de las familias (LS 152). Familia, hogar y dignidad están hondamente relacionados en el corazón de Jesús y por lo tanto lo han de estar también en el nuestro.

Les deseo que María, nuestra Madre, nos guíe para que, con motivo de esta Jornada Mundial, nuestra profunda afinidad con Jesús se refleje en acciones concretas con los pobres.

 

María Lía Zervino, Servidora

Presidente General de la UMOFC