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Recordar, agradecer, pedir perdón y mirar hacia el futuro.
Queridas amigas:
Al acercarnos a la culminación de este período de la UMOFC (2018-2023), creo conviene hacer memoria y balance. Recordar significa etimológicamente “traer al corazón”, re-cordar. Empezamos en África, en la Asamblea General de Dakar, con la alegría y la acogida de tantas mujeres maravillosas de nuestras organizaciones en esa región.
Pienso que lo que más ha marcado este período ha sido la pandemia. La “Statio Orbis”, histórica oración mundial del Papa Francisco del 27 de marzo 2020, nos guio. Fue el Santo Padre el líder mundial de dicha crisis. La UMOFC no sólo la padeció sino que también la aprovechó para aprender y utilizar los medios cibernéticos para organizar online encuentros de oración, de celebración del 110° aniversario de su fundación y de formación en diversas lenguas respecto al magisterio actual de la Iglesia: con seminarios web sobre Evangelii gaudium, Amoris laetitia y la prevención de los abusos en la familia y en la escuela, Laudato si y su plataforma, Fratelli tutti y el camino hacia la sinodalidad, teniendo como base Gaudete et exsultate, es decir, el crecimiento en nuestro común llamado a la santidad.
Tocamos las puertas de varias dependencias de la Santa Sede, además de mantener la relación institucional con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y la Secretaría de Estado, como es natural para la UMOFC. Siguieron una serie de actividades en común que llevamos a cabo conjuntamente con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, la Secretaría del Sínodo, el Dicasterio para la Comunicación y también en colaboración con embajadas ante la Santa Sede de diversos países y continentes y con varias organizaciones internacionales católicas como el Foro Internacional de la Acción Católica, con el cual trabajamos desde tiempo atrás al igual que con Caritas Internationalis, Talitha Kum, etc.
El nuevo programa: el Observatorio Mundial de las Mujeres (WWO) ha convertido a la UMOFC - que ya era un observatorio existencial de las mujeres en el mundo-, en una organización que “escucha para transformar vidas”. Con apoyo científico, damos visibilidad a las mujeres que parecen invisibles, con sus sufrimientos y fortalezas, con sus dramas y buenas prácticas, para generar sinergia en una Iglesia que busca vivir con estilo sinodal, sirviendo a comunidades y países, buscando evangelizar y contribuir al desarrollo integral (www.worldwomensobservatory.org).
Les propongo que traigamos a nuestro corazón todo aquello que, formando parte de nuestra historia reciente, nos ha conducido hasta aquí. “Recordar no es repetir, sino atesorar, reavivar y, con gratitud, dejar que la fuerza del Espíritu Santo haga arder nuestro corazón, como a los primeros discípulos (cf. Lc 24,32)” (Papa Francisco, 23 de diciembre de 2021). Agradezcamos juntas al Señor, a nuestra Madre María y miremos hacia el futuro.
“Al humilde —al hombre humilde, a la mujer humilde— no sólo le interesa el pasado -continúa el Santo Padre- sino también el futuro, porque sabe mirar hacia adelante, sabe contemplar (…) con la memoria llena de gratitud. El humilde genera, invita y empuja hacia aquello que no se conoce; el soberbio, en cambio, repite, se endurece (…) y se encierra en su repetición, se siente seguro de lo que conoce y teme a lo nuevo porque no puede controlarlo, lo hace sentir desestabilizado, porque ha perdido la memoria” (Papa Francisco, 23 de diciembre de 2021).
Y cuando cada una de nosotras haga el balance de estos casi 5 años, seguramente también pedirá perdón por sus faltas y omisiones. Permítanme hacerlo ahora ante ustedes. Espero me puedan disculpar. Le pido al Señor que, como Él puede siempre “escribir derecho con letras torcidas”, convierta en motivo de superación para la UMOFC todos mis desaciertos y falencias. “Nada hay imposible para Dios” (Lc 37, 1).
Doy gracias a cada mujer de la UMOFC. He aprendido mucho de ustedes. Llevo un tesoro de experiencias. En particular agradezco a mis compañeras y amigas del Ejecutivo, del Consejo, a los asistentes eclesiásticos y a cada miembro de nuestro staff. Sin ustedes sin su trabajo ímprobo, no hubiésemos podido atravesar las dificultades surgidas durante este periodo ni contribuir al crecimiento de la UMOFC.
Con el afecto de siempre me despido como presidente,
María Lía Zervino, Servidora
Presidente General de la UMOFC