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Mensaje mensual enero 2024

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Confiemos el nuevo año a María, la Santa Madre de Dios. 

Nuestro tiempo, vacío de paz, necesita de una Madre que vuelva a reunir a la familia humana (Papa Francisco). 

Estimadas amigas de la UMOFC:

No cabe duda de que este nuevo año inicia en medio de conflictos y situaciones que amenazan la paz en el mundo, en las comunidades y en las familias, pero también empieza con una gran cantidad de retos, oportunidades de hacer cosas buenas y, para nosotras, mujeres de fe, con grandes motivos de esperanza. Y así quiero escribir este mensaje, como una bienvenida al nuevo año llena de luz y esperanza, confiada en que María, nuestra madre, estará caminando junto a nosotros día tras día, cuidándonos, animándonos e intercediendo para que el Señor nos de a cada una las gracias que necesitamos.

El año lo iniciamos de una manera hermosa con la fiesta de la solemnidad de Santa María Madre de Dios y con la LVII Jornada Mundial de la Paz que nos recuerda el anhelo y la esperanza de muchos, entre otros el nuestro que hemos decidido ser “artesanas de fraternidad humana por la paz mundial”.

Quisiera aquí ahondar en algunas de las frases del Papa en su homilía del 1º. de enero que nos pueden ayudar a una reflexión más profunda de nuestra relación con María y nuestro trabajo por la paz.  “Dios se hace hombre y lo hace en el signo de una mujer, María. Ella es el camino elegido por Dios, ella es el punto de llegada de tantas personas y generaciones que, “gota a gota”, han preparado la venida del Señor al mundo…Por tanto, al principio del tiempo de la salvación está la Santa Madre de Dios, nuestra Madre santa”. Si, en efecto, María es el camino para llegar al Señor, nuestra salvación. Por ello debemos estar cada vez más unidas a nuestra madre del cielo, poner nuestra vida en sus manos, imitarla y llevarla a tanta gente necesitada de su amor, sabiduría y consolación. 

“Las palabras Madre de Dios expresan, en efecto, la alegre certeza de que el Señor, tierno Niño en brazos de su mamá, se ha unido para siempre a nuestra humanidad, hasta el punto de que esta ya no es sólo nuestra, sino también suya…Madre de Dios: es un dogma de fe, pero es también un “dogma de esperanza”; Dios en el hombre y el hombre en Dios, para siempre”. Esta certeza nos consuela, nos dignifica y nos anima a seguir adelante en nuestra misión con fe firme.

“La maternidad de María es el camino para encontrar la ternura paterna de Dios, el camino más cercano, más directo, más fácil. Este es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura”. Y ese estilo de María y de Dios, el de la cercanía la compasión y la ternura es el que tú y yo debemos de vivir en nuestra vida como mujeres de fe dispuestas a llevar el amor del Señor a las personas a nuestro alrededor. Es el “estilo” que debemos asumir en nuestra familia, en nuestra comunidad y en nuestra labor apostólica.

La Iglesia necesita de María para redescubrir su propio rostro femenino, para asemejarse más a ella que, como mujer, Virgen y Madre, representa su modelo y su figura perfecta (cf. Lumen gentium, 63); para dar espacio a las mujeres y para ser generativa, a través de una pastoral hecha de cuidado y solicitud, de paciencia y valentía materna”.  Y la UMOFC es una parte fundamental de la Iglesia y por ello debemos de trabajar con ese cuidado, solicitud, paciencia y valentía que las mujeres bien conocemos.

“También el mundo necesita mirar a las madres y a las mujeres para encontrar la paz, para escapar de las espirales de violencia y odio, y volver a tener miradas humanas y corazones que ven”. ¡Qué responsabilidad tan grande tenemos! Por eso primero habremos de tener paz nosotras mismas y asegurarnos de no perder la capacidad de ver con el corazón al prójimo; de ser auténticas constructoras de fraternidad humana y artífices de la paz en donde nos encontremos.

“Y toda sociedad necesita acoger el don de la mujer, de cada mujer: respetarla, cuidarla, valorarla, sabiendo que quien lastima a una mujer profana a Dios, nacido de mujer”. Qué hermosas palabras del Papa que nos animan a seguir trabajando para que en el mundo entero se respete la dignidad de la mujer, se le valore y se le permita desarrollarse plenamente y compartir con los demás sus grandes dones.

“María, la mujer, así como fue decisiva en la plenitud del tiempo, también es determinante en la vida de cada uno; porque nadie mejor que la Madre conoce los tiempos y las urgencias de sus hijos…Son las necesidades de los hijos las que la mueven a ella, a la Madre, a pedirle a Jesús que intervenga…María, que conoce nuestras necesidades, apresura también para nosotros el desbordamiento de la gracia y lleva nuestras vidas hacia la plenitud”. Es por ello que debemos reforzar nuestra oración confiada y cercana a María y ponernos en sus manos, pues ella, mejor que nadie, sabrá pedir a su Hijo las gracias que cada una de nosotros necesitamos.

“Miremos a María para ser constructores de unidad, y hagámoslo con su creatividad de Madre, que cuida de sus hijos, los congrega y los consuela, escucha sus penas y enjuga sus lágrimas”. Estoy cierta de que nosotras, como madres físicas o espirituales, tenemos esa creatividad y esa capacidad de cuidar y consolar a los demás. No dejemos de hacerlo nunca.

Cuando preparaba este mensaje me encontré con una oración preciosa por la paz que el Santo Padre hizo al finalizar el momento de oración, Pacem in terris, en la Basílica de San Pedro el 27 de octubre del año pasado. Las invito a dirigirse a María Reina de la Paz, nuestra Patrona, y rezarla a solas, con sus grupos, en familia, etc. Aquí les pasamos la liga: https://www.vatican.va/content/francesco/es/prayers/documents/20231027-preghiera-pace.html

Bien, me despido enviando un abrazo muy grande y cariñoso para todas desde México. Les deseo que el año que comienza esté lleno de bendiciones para ustedes y sus familias y que podamos ser, como María, constructoras de unidad y de paz. ¡Que, a través de nosotras, el año esté colmado de la ternura materna de María, la Santa Madre de Dios y lleno de la consolación del Señor!

 

Mónica Santamarina

Presidenta General de la UMOFC