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Este mes está dedicado de manera especial a la Misión de la Iglesia. “La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre”. (Ad Gentes 2)
Como afirma el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “si queremos crecer en la vida espiritual, no podemos dejar de ser misioneros. La tarea evangelizadora enriquece la mente y el corazón, nos abre horizontes espirituales, nos hace más sensibles para reconocer la acción del Espíritu, nos saca de nuestros esquemas espirituales limitados. Simultáneamente, un misionero entregado experimenta el gusto de ser un manantial, que desborda y refresca a los demás”. (272)
Las mujeres de la UMOFC son conscientes de este compromiso y quieren contribuir a difundir la alegría del Evangelio, sin importar si permanecemos en nuestra aldea, barrio o ciudad. Santa Teresita del Niño Jesús nunca abandonó su lugar, pero fue proclamada Patrona de las Misiones por el Papa Pío XI por su continua e incansable ofrenda de su vida por la misión de la Iglesia. “Sólo puede ser misionero alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros”. (Ibidem)
De este modo, Santa Teresita participó en la obra misionera de la Iglesia.
“Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar”. (273)
Estas palabras podrían atribuirse a Santa Teresita y pueden ser asumidas por cada mujer de la UMOFC para ser testigos del amor de Dios por cada persona en este mundo.
“A pesar de mi pequeñez, me gustaría iluminar a las almas como lo hicieron los Profetas y los Doctores. Tengo la vocación de los Apóstoles. Me gustaría viajar por toda la tierra para predicar tu Nombre y plantar tu gloriosa cruz en tierra infiel. Pero... una sola misión no sería suficiente para mí, querría predicar el Evangelio en los cinco continentes simultáneamente e incluso en las islas más remotas. Sería misionera, no sólo por unos pocos años, sino desde el principio de la creación hasta la consumación de los siglos”.
Evangelii Gaudium, 262 – 283
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