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Este mes, la Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Cracovia. Su lema es "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”." (Mt 5,7). El tema de la misericordia está conectado con dos palabras: la caridad y la verdad, que quisiera ofrecer, este mes, para continuar con la reflexión de la palabra MISERICORDIA utilizada como acrónimo por el Papa Francisco. Como dice el Santo Padre, son “dos virtudes inseparables de la existencia cristiana: «realizar la verdad en la caridad y vivir la caridad en la verdad» (cf. Ef 4,15). Hasta el punto en que la caridad sin la verdad se convierte en la ideología del bonachón destructivo, y la verdad sin la caridad, en el afán ciego de judicializarlo todo.” (Discurso a la Curia Romana, 21 diciembre de 2015)
Estas dos virtudes parecen particularmente apropiadas para el diálogo, para crear puentes con las nuevas generaciones. Con demasiada frecuencia trabajamos para transmitir la verdad de nuestra fe imponiéndola al que no la comparte como si fuera un enemigo o un maligno; nos comportamos como el "hijo obediente" de la parábola del hijo pródigo. Y esto sucede también con los jóvenes: vemos en ellos superficialidad, indiferencia. Esto también puede ser el resultado de nuestro negativo testimonio, de nuestra incapacidad para ofrecer nuestros valores con caridad de modo que se convierte en un legalismo que no es aceptado por las generaciones jóvenes. Tenemos que ejercitarnos en estas dos virtudes: caridad y verdad, para ser testigos significativos del Padre Misericordioso.
Oremos para que podamos mejorar en nuestro camino a ser cada vez más parecidas al Señor misericordioso.
Oración para la Jornada Mundial de la Juventud, de Cracovia 2016
Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu Hijo, Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre.
Te encomendamos en modo particular
los jóvenes de toda lengua, pueblo y nación.
Guíales y protégeles en los complejos caminos de hoy
y dales la gracia de poder cosechar abundantes frutos
de la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia.
Padre celestial,
haznos testigos de tu misericordia.
Enséñanos a llevar la fe a los que dudan,
la esperanza a los desanimados,
el amor a los indiferentes,
el perdón a quien ha obrado el mal
y la alegría a los infelices.
Haz que la chispa del amor misericordioso
que has encendido dentro de nosotros
se convierta en un fuego que transforme los corazones
y renueve la faz de la tierra.
María, Madre de Misericordia, ruega por nosotros.
San Juan Pablo II, ruega por nosotros.