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Pierre Puvis de Chavannes (Lyon 1824 – París 1898), Santa Genoveva repartiendo víveres en París, 1893-98, óleo sobre lienzo, París, Panteón
La vida de la virgen parisina Geneviève (en español Genoveva) está narrada en la "Vita Genovefae", escrita unos veinte años después de su muerte. Nació en Nanterre, cerca de París, hacia 422. A la edad de 15 años, Genoveva se consagró a Dios, formando parte de un grupo de vírgenes devotas de Dios que, a pesar de llevar un hábito que las distinguía de las otras mujeres, no vivían en un convento, sino en sus casas, dedicándose a obras de caridad y penitencias.
Maestro de la Pasión Lyversberg (actividad en Colonia entre 1460 y 1490), La coronación de María, alrededor de 1464, 101,6 cm x 133 cm, óleo sobre madera de roble recubierta de lienzo, Múnich, Alte Pinakothek
La representación de la coronación de María como Reina del Cielo y de la Tierra es verdaderamente solemne. Lo primero que notamos es que la tierra -nuestro mundo- en esta tabla prácticamente ha desaparecido. Tenemos una pequeña referencia a ella en los dos bordes del césped a la derecha y a la izquierda, abajo, sobre los cuales están arrodillados Johann y Margarete Rinck, la pareja que ofreció la pintura para la iglesia de Santa Colomba en Colonia. Hoy en día en el museo de Múnich, además de esta tabla que fue sin duda la parte central y principal, hay otras dos pequeñas tablas que representan a Santiago el Mayor y San Antonio el Ermitaño que formaban parte del mismo políptico, que sin duda tuvo que incluir otras partes ahora perdidas.
Annibale Carracci (Bolonia, 1560 – Roma, 1609), Asunción de la Virgen, hacia 1600-01, 245 cm x 155 cm, óleo sobre madera, Roma, Iglesia de Santa María del Popolo
Este panel se encuentra en la primera capilla a la izquierda del altar mayor de la famosa iglesia romana de Piazza del Popolo. La capilla fue adquirida en julio de 1600 por Tiberio Cerasi, que era el Tesorero General de la Cámara Apostólica. Cerasi, que quería ser enterrado allí, hizo que el famoso arquitecto Carlo Maderno reorganizara y ampliara la capilla y encargó a los dos pintores más famosos de la época que embellecieran las tres paredes: a Annibale Carracci se le encargó pintar el gran panel de la pared principal, mientras que a Caravaggio se le pidió pintar dos lienzos para las paredes laterales con La conversión de San Pablo y El martirio de San Pedro. Aún hoy es posible admirar las tres pinturas junto a la tumba de Cerasi, que murió el 3 de mayo de 1601, momento en el probablemente sólo se encontraba el cuadro de la Asunción. De hecho, sabemos que la capilla fue consagrada el 11 de noviembre de 1606.
El Greco, Domenico Theotocopoulos (Candia, 1540 – Toledo, 1614), Pentecostés, 1605-10, cm 275 x 127, lienzo, Madrid, Museo del Prado
El gran lienzo del Greco, que se desarrolla verticalmente como sus figuras, nos presenta dos focos sobre los que se construye la escena. Arriba, en el lugar donde los apóstoles se reúnen con María y las mujeres, las tinieblas se desgarran y aparece la paloma, símbolo del Espíritu que irrumpe y difunde su fuerza, en forma de llamas, sobre los personajes que ocupan la parte inferior del cuadro. Contémoslos: María está en el centro, cinco a su derecha y cuatro a su izquierda, otros tres a los lados del nivel intermedio y finalmente dos -los más cercanos que vemos- en primer plano desde atrás. Son quince, como nos recuerda el libro de los Hechos (cf. 1:14).
El maestro Bertram (Minden, aproximadamente 1345 - Hamburgo, 1415), La Ascensión, hacia 1390, óleo sobre madera, 52 x 51 cm, Hannover, Niedersächsisches Landesmuseum
La pequeña pieza de madera del pintor alemán es parte de una gran obra, el Políptico de la Pasión, donde encontramos varios episodios que describen la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús.
Matthias Grűnewald (Wurzburgo, alrededor de 1475 – Halle, 1528), La Resurrección, 1512/16, óleo sobre tabla, cm 269x143, Colmar, Museo de Unterlinden
La gran tabla forma parte de un políptico monumental, encargado en 1512 a Matthias Grünewald, por el prior siciliano Guido Guersi, para el altar de la iglesia del Monasterio de Sant'Antonio Abate bajo la montaña, conocido como el Grand Ballon d'Alsace, en las afueras del pueblo de Issenheim.
Fra Angélico (Vicchio, alrededor 1395 – Roma, 1455), Noli me tangere, 1440/41 (cm 180x146), fresco, Florencia, Museo de San Marco
Es un jardín, el lugar donde lo han enterrado. Hay flores, plantas que inclinan sus ramas hacia el cielo, está delimitado por una valla y, a la izquierda, se abre la nueva tumba. En el centro están los dos personajes que son los protagonistas de la escena. Observémoslos. Mejor, contemplémoslos.
Antonello da Messina (Mesina 1430 –1479), Crucifixión, 1475, óleo sobre tabla, 59,7 cm x 42,5 cm, Amberes, Real Museo de Bellas Artes
El pequeño cuadro estaba ciertamente destinado a la devoción privada de alguna persona importante que encargó el cuadro. Antonello lo firmó abajo a la izquierda y se puede leer: "1475 - Antonellus messaneus me pinxit" (Antonello da Messina me pintó en 1475).
Simone Martini (Siena 1284 – Aviñón 1344), La subida al Calvario, hacia 1335, témpera sobre madera, 30 cm x 20 cm, París, Museo del Louvre
La subida al Calvario era una cara de uno de los compartimentos de un pequeño políptico de devoción privada, pintado en ambos lados. Cuando estaba abierto, se podían ver sucesivamente cuatro escenas de la Pasión de Cristo, la Subida al Calvario (en el Louvre de París), la Crucifixión y el Descenso de la Cruz (en el Museo Real de Amberes) y la Deposición en el sepulcro (en la Gemäldegalerie de Berlín). Era, pues, una meditación sobre el misterio de los últimos momentos de la vida de Jesús.
Tiziano Vecellio (Pieve di Cadore, 1490 aprox. – Venecia 1576), La coronación de espinas, 1570 aprox.– oleo sobre lienzo, cm 280x182 – Múnich, Alte Pinakothek
Lo que más impresiona en este gran cuadro de Tiziano es la crueldad de la escena. Después de todo, el relato evangélico ya es dramático, como se puede leer en el texto de Marcos: “Entonces los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al Pretorio, y convocaron a toda la cohorte romana. Le vistieron de púrpura, y después de tejer una corona de espinas, se la pusieron; y comenzaron a vitorearle: ¡Salve, Rey de los judíos! Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas le hacían reverencias” (Mc 15, 16-19, ver también cf. Mt 27, 27-30 y Jn 19, 2-3). Jesús aparece solo en el centro de la escena, completamente abandonado, a la merced de los cuatro soldados que lo rodean. La escena parece estar encuadrada por las cañas que son manejadas hábilmente. Podemos imaginar el dolor que cada golpe de caña podía infligir a Jesús, porque cada golpe incrusta más profundamente las espinas en su cabeza.
Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán 1571 – Porto Ércole 1610), La flagelación, 1607-1608, óleo sobre lienzo, 286 cm x 213 cm, Nápoles, Museo nacional de Capodimonte
Tras el dramático asesinato de Ranuccio Tomassoni el 28 de mayo 1606, Caravaggio se vio obligado a huir de Roma. Buscado por los guardias de los Estados Pontificios, a finales de ese año pasó por Nápoles, donde encontró protección y calma suficiente para reanudar su actividad.
Duccio di Buoninsegna (Siena, 1255–1318 o 1319), El prendimiento de Cristo, 1308-1311 – oleo sobre madera, cm 50x76 – Siena, Museo dell’Opera del Duomo
Esta es una de las veintiséis escenas de la pasión de Cristo que -representada en catorce paneles- adornan la parte posterior del gran panel que en la fachada principal representa a la Virgen en el trono con el Niño venerado por ángeles y santos.