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Fra Angélico (Vicchio, alrededor 1395 – Roma, 1455), Noli me tangere, 1440/41 (cm 180x146), fresco, Florencia, Museo de San Marco
Es un jardín, el lugar donde lo han enterrado. Hay flores, plantas que inclinan sus ramas hacia el cielo, está delimitado por una valla y, a la izquierda, se abre la nueva tumba. En el centro están los dos personajes que son los protagonistas de la escena. Observémoslos. Mejor, contemplémoslos.
Antonello da Messina (Mesina 1430 –1479), Crucifixión, 1475, óleo sobre tabla, 59,7 cm x 42,5 cm, Amberes, Real Museo de Bellas Artes
El pequeño cuadro estaba ciertamente destinado a la devoción privada de alguna persona importante que encargó el cuadro. Antonello lo firmó abajo a la izquierda y se puede leer: "1475 - Antonellus messaneus me pinxit" (Antonello da Messina me pintó en 1475).
Simone Martini (Siena 1284 – Aviñón 1344), La subida al Calvario, hacia 1335, témpera sobre madera, 30 cm x 20 cm, París, Museo del Louvre
La subida al Calvario era una cara de uno de los compartimentos de un pequeño políptico de devoción privada, pintado en ambos lados. Cuando estaba abierto, se podían ver sucesivamente cuatro escenas de la Pasión de Cristo, la Subida al Calvario (en el Louvre de París), la Crucifixión y el Descenso de la Cruz (en el Museo Real de Amberes) y la Deposición en el sepulcro (en la Gemäldegalerie de Berlín). Era, pues, una meditación sobre el misterio de los últimos momentos de la vida de Jesús.
Tiziano Vecellio (Pieve di Cadore, 1490 aprox. – Venecia 1576), La coronación de espinas, 1570 aprox.– oleo sobre lienzo, cm 280x182 – Múnich, Alte Pinakothek
Lo que más impresiona en este gran cuadro de Tiziano es la crueldad de la escena. Después de todo, el relato evangélico ya es dramático, como se puede leer en el texto de Marcos: “Entonces los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al Pretorio, y convocaron a toda la cohorte romana. Le vistieron de púrpura, y después de tejer una corona de espinas, se la pusieron; y comenzaron a vitorearle: ¡Salve, Rey de los judíos! Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas le hacían reverencias” (Mc 15, 16-19, ver también cf. Mt 27, 27-30 y Jn 19, 2-3). Jesús aparece solo en el centro de la escena, completamente abandonado, a la merced de los cuatro soldados que lo rodean. La escena parece estar encuadrada por las cañas que son manejadas hábilmente. Podemos imaginar el dolor que cada golpe de caña podía infligir a Jesús, porque cada golpe incrusta más profundamente las espinas en su cabeza.
Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán 1571 – Porto Ércole 1610), La flagelación, 1607-1608, óleo sobre lienzo, 286 cm x 213 cm, Nápoles, Museo nacional de Capodimonte
Tras el dramático asesinato de Ranuccio Tomassoni el 28 de mayo 1606, Caravaggio se vio obligado a huir de Roma. Buscado por los guardias de los Estados Pontificios, a finales de ese año pasó por Nápoles, donde encontró protección y calma suficiente para reanudar su actividad.
Duccio di Buoninsegna (Siena, 1255–1318 o 1319), El prendimiento de Cristo, 1308-1311 – oleo sobre madera, cm 50x76 – Siena, Museo dell’Opera del Duomo
Esta es una de las veintiséis escenas de la pasión de Cristo que -representada en catorce paneles- adornan la parte posterior del gran panel que en la fachada principal representa a la Virgen en el trono con el Niño venerado por ángeles y santos.
Hieronymus Bosch, El Bosco (‘s-Hertogenbosch, 1453 –1516), Adoración de los Magos, alrededor de 1495, óleo sobre tabla, 138 cm x 72 cm (tabla central), Madrid, Museo del Prado
La escena representada por el gran pintor holandés pone ante nuestros ojos tanto elementos tradicionales e innovadores como elementos muy particulares, empezando por la elección de la forma del tríptico. En los paneles laterales están representados los dos benefactores de la obra con sus santos protectores: Peter Bronckhorst con San Pedro y su esposa Agnes Bosshuysse con Santa Inés. El hermoso paisaje que sirve de fondo a los tres paneles, más allá de la belleza de la naturaleza y la riqueza del agua, muestra al observador detalles que permiten vislumbrar su interpretación simbólica: en el fondo del panel central hay dos ejércitos enfrentados, mientras que en el panel derecho vemos a dos transeúntes asaltados por dos lobos.
Francisco de Zurbarán (Fuentes de Cantos, 1598 – Madrid, 1664), Inmaculada Concepción, 1635– oleo sobre lienzo, – Sigüenza, Museo Diocesano.
El gran pintor español, que desarrolló su actividad principalmente en Sevilla, interpreta el tema de la Inmaculada Concepción de acuerdo con los cánones clásicos: María, representada muy joven, está en actitud recogida de oración, con las manos unidas, vistiendo una larga túnica blanca y un manto de un azul intenso. La gema tan hermosa y valiosa colocada en el cuello de la túnica, reproduce el monograma (una A con una M) del saludo angelical: "Ave, María".
Pietro Lorenzetti (Siena, hacia 1280/85 – 1348), La última cena, 1310-20, fresco, Asís, Basílica inferior de San Francisco
La escena, construida alrededor de una mesa, se desarrolla dentro de una estupenda logia hexagonal (se parece mucho a la estructura del púlpito de la Catedral de Siena de Nicola Pisano), y se pueden reconocer los elementos de la tradición: la mesa está puesta y se pueden ver el pan y la copa de vino; los doce están alrededor de Jesús - en el centro de la composición, presidiéndola – dispuestos en un arco perfecto, seis en la mitad derecha y seis en la izquierda; Juan apoya la cabeza en el pecho del Maestro, mientras que Judas es el único sin aureola, esto muestra que el Diablo ya ha puesto en su corazón la idea de la traición (cf. Jn 13, 2). Entre los apóstoles parece transmitirse un ligero movimiento, quizás porque están justo preguntándose quién y cómo es posible que uno de ellos traicione a Jesús.
Rafael, Raffaello Sanzio (Urbino, 1483 – Roma, 1520), La Transfiguración, 1518-20, temple y óleo sobre madera, 405 cm x 278 cm, Ciudad del Vaticano, Museos Vaticanos
Esta imponente obra - quizás la última del gran pintor de la región de las Marcas - presenta por primera vez juntos dos episodios distintos del Evangelio de Mateo, que se narran en sucesión en la primera parte del capítulo 17. Se trata de la transfiguración (17, 1-8) y la curación del niño endemoniado (17, 14-18).
El Greco, Dominikos Theotokopoulos (Candia, 1541 – Toledo, 1614), La curación del ciego, alrededor 1570, oleo sobre madera de álamo, cm 65,5 x 84, Dresda, Gemäldegalerie
“Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mt 4, 23).
Gerard David (Ouwater, 1450-60 – Brujas, 1523), Las bodas de Caná, 1523, óleo, cm 100 x 128, Paris, Museo del Louvre
El cuadro del pintor flamenco es muy rico desde el punto de vista iconográfico. Podemos ver muchos personajes en esta fiel reproducción del episodio evangélico (cf Jn 2, 1-11). La escena presenta diversos planos.